I. Fotogramas
II. Naturaleza Muerta
III. Canto de Sirenas
IV. La Rosa Deshojada
V. ¿Más Allá? ¡No, Aquí y Ahora!
VI. Hermosa, Pero Con Espinas
VII. Sacrilegio
VIII. Pasado, Presente y... ¿Futuro?
IX. Solo Vienes, ¡Solo te vas!
X. Un Martini para el Infierno
XI. Perfección
XII. Trepadora
Elsy continúa luchando por su vida, en medio de una persecución sin tregua. Scarleth no puede seguir ocultando su trauma.
Cuando la desgracia toca a
nuestra puerta, solemos escondernos en lo más profundo de nuestras casas, como
cuando vienen los chamos de CORPOELEC a cobrar, pero aún así sabemos que nos
van a cortar la luz. Scarleth trata de refugiarse de su propio dolor, aunque
sabe que no puede. Una vez más lo ha intentado y no lo ha logrado. Llena de
frustración, se sienta de un lado de la cama, cabizbaja y pensativa. Carlos se
percata: algo no va bien con su novia.
-¿No has podido?
-Perdóname, Carlos, hoy no estoy
dispuesta.
-¿Cómo que no, amor, pasa algo?
-Es que… bueno, tú sabes como nos
ponemos las mujeres cuando…
-¡No, no es eso, tú me dijiste
que te vino hace 5 días!
-No, no es…
Las fuerzas no le dieron para
mucho más a la diva HOT. Desfalleció repentinamente en los brazos de Carlos,
quien como pudo la llevó hasta el Barrio Adentro que quedaba en la bajada de su
casa.
Por otro lado, Elsy seguía
huyendo de su agresor. Las piernas casi llegaban a un colapso por la velocidad
con la que corría, digna de un maratón. Ya iba por el Solidario. Iba a buscar
ayuda donde su amiga Ivana. Los hombres de seguridad de la mansión Garnier
detendrían con facilidad a ese asesino. Después de mucho esfuerzo, había
conseguido darle un muy buen adelanto de camino al asesino, y estaba frente a la
reja del hogar de la magnate. Tocó desesperadamente su puerta, gritando:
-¡Ivanita, es Elsy, por favor, ábreme!
No hubo respuesta de ningún tipo
a las plegarias de la docente. El asesino estaba acercándose frenéticamente, no
podía darse el lujo de quedarse quieta. Y lo peor de todo es que, rodeada de
gente, nadie se atrevía a echarle una mano. Todos le tenían demasiado miedo al
asesino como para atreverse a interceder. Nadie estaría capacitado para
defenderla… ¡Eso! Llevaría al asesino hacia una trampa. Emprendió el retorno
aparente a la universidad, como pudo. Sin embargo, cuando iba por la puerta,
sigue de largo y continúa hasta la Guardia Nacional, pensando que ahí podrían
ayudarla. Un hombre de mediana edad, calvo y con muy mala cara estaba en la
entrada. Elsy, jadeando y desesperada, le suplica:
-¡Tiene que ayudarme! ¡Un
criminal me está persiguiendo!
-¿Cuánto hay pa’ eso?
-¿Cómo? ¿Usted me va a cobrar a
mí por hacer su deber?
-¡Ya sabes cómo funciona la cosa
en este país mami, si no le sueltas a la matraca no hay justicia!
-¡No, vale, señor! ¡Me quedé
limpia con lo del cambio de aceite del carro! ¡Te los pago más luego, pero
aprehende a ese delincuente!
-Lo siento mucho, yo me quedé
limpio ayer en el Época y necesito plata, que ya la mujer me está pidiendo para
los pañales de los chamitos y las medicinas de la suegra… Y si no me vas a
pagar, mejor échale pierna, que ya ese tipo, tipa o lo que sea viene por la
esquina, caray, qué sombrero tan grande carga…
-No, por favor, no…
Y con todo el descaro del mundo,
el Guardia Nacional le cierra el portón del cuartel a Elsy en la cara, mientras
a la pobre no le queda de otra que emprender la huida nuevamente hacia el
peaje, mientras casi la van agarrando. En la esquina, no le queda de otra que
agarrar un taxi, al cual le ordena irse hasta Maracay. Cierran la puerta del
Astra rojo, justo antes de que el asesino agarrase la manilla. Un rato más
adelante:
-Señora, ¿me podría pagar de una
vez?
-Ay chico, el cielo está como que
bonito, ¿no?
-No tienes un centavo, ¿verdad?
-No, pero Dios te lo va a
pagar-dice Elsy con una sonrisa en el rostro. Un momento Elsy estaba en el
carro, y al otro estaba de patitas, en medio del monte de la carretera. Más
adelante, En el hospital, finalmente Scarleth despertó.
-Al menos no te perdimos, mi
amor.
-Carlos, no me siento bien…
-Ah, amor, él es el doctor que te
atendió, se llama Alfredo T. Mata, y quiere hablar contigo a solas.
-Dale, rey. Hasta luego.
Scarleth se quedó viendo al
doctor. De piel morena, contextura musculosa, y con acento claramente cubano.
Por un momento pensó que la iban a ideologizar de una, pero el doctor puso cara
seria y le preguntó quién le había hecho esa maldad.
-¿Cuál maldad?
-Sé que el haber sufrido una
ablación de clítoris es motivo de vergüenza para las que la sufren, aunque si
no hablas, será más difícil-El problema es que Scarleth no podía hablar, porque
ese precisamente fue el motivo de su desgracia. Pero ya no podía seguir
callando. Los únicos testigos de sus impotentes lágrimas fueron la Luna y el
doctor, que con su silencio, comprendía.
¿Logrará Scarleth superar esta terrible experiencia?
¿Podrá Elsy salir de esta?
¿Fue este el capítulo más ilógico de toda la novela?
¡Otra alma es reclamada por el (la) asesin@ en el capítulo 14: Demasiado Inteligente Para Vivir!