I. Fotogramas
II. Naturaleza Muerta
III. Canto de Sirenas
IV. La Rosa Deshojada
V. ¿Más Allá? ¡No, Aquí y Ahora!
VI. Hermosa, Pero Con Espinas
VII. Sacrilegio
VIII. Pasado, Presente y... ¿Futuro?
IX. Solo Vienes, ¡Solo te vas!
En este capítulo entramos a la mente criminal: conoceremos los pensamientos de la persona responsable de todos los hechos de sangre de esta historia, e inclusive da indicios de los asesinatos que todavía no se narran.
Bartender, quisiera una copa de
Red Victory. Victoria Roja. Qué nombre más idóneo para un trago con el que
quiero celebrar el logro de mis cometidos. Y nadie siquiera ha sospechado que
se trata de mí.
Analy fue divertida de matar.
Quizás no tanto como otras personas, pero me dio un buen rato de risas. A la
verdad, el timbre de sus gritos es muy dulce, como una canción de amor. La
sangre corría por sus muñecas de una manera francamente hermosa. Parecía una
poesía ver como la vida se desprendía progresivamente de ese cuerpo.
Lo de la señora del comedor fue
personal. Esa señora trataba a todo el mundo como si fueran cochinos de carga.
“Pasen adelante, caballeros, se les agradece, vayan avanzando”, esa maldita
cantaleta que ya me tenía hasta la coronilla. Siempre pidiendo que pasáramos
adelante, como si siempre hubiese un más allá. Las cosas no son más allá, mi
querida señora, son aquí y ahora. O bueno, ahora usted sí pasó adelante, se ha
mudado del más acá, al más allá. Algún día nos encontraremos y tendrá la
oportunidad de agradecérmelo.
Es absurdo como un animal puede
ser más querido que una persona. Sí, hablo de La Polla, no disfruto las muertes
de animales, me fascina ver a personas morir, pero valía la pena deshacerse de
ese animal. He hecho tantos esfuerzos para ser popular, y sin embargo, un
animal que no hace más que pupú, pipí y aparearse cuando está en celo es
querido por todos los estudiantes de la UPTA, no es justo. Tenía que salir del
camino. Era un obstáculo, ¿O no? En todo caso, lo bueno es que murió, como
también el Chino.
Luis no tuvo vida ni siquiera
para morirse. Fue fácil doparlo, lo difícil fue cargarlo. Eso es mentira, ese
chamo no es 100% músculo, eso es puro tetero e mondongo. Pero igual ver una
vida extinguirse no tiene precio, conseguí una buena silla en la casa Bolívar,
y esperé a que se despertara, para patearla y verlo retorcerse por la falta de
aire. Lo único que me extraña es ver la correa aguantar a ese mastodonte, e
ignoro totalmente sus súplicas y el lagrimeo de sus ojos. Es fascinante la
manera en la que las venitas se marcan por sus globos oculares hasta que su
cianosa cara pierde toda expresión.
La llegada de la Ivana esa es
perfecta para mi venganza. Digamos que tenemos un conflicto personal del
pasado. Reconocería esa fealdad y esa falta de delicadeza en el trato a donde
quiera que fuera. Si tuviera que pensar en alguien que debiese morir para que
todo apuntara a la nueva Rectora de la UPTA, el blanco perfecto sería Eduardo.
Irónicamente, lo hice morir de rodillas, pidiendo perdón, sobre una fila de
cuchillos de cocina. Era eso, o tocar su cabeza con la plancha al rojo vivo que
coloqué en su cabeza. El muy cobarde prefirió desangrarse lentamente y morir
humillado antes que quemarse con el ardor de sus culpas.
Pero mi compasión es muy amplia,
y por ello, no podía dejar que Eduardo muriese solo. Me llevé a un amigo suyo
para que le acompañara en su viaje al otro mundo.
Leonel más temprano que tarde
representaría un peligro para mis planes si lo llegaba a dejar con vida. Miró
lo que no tenía que mirar. A la verdad, este es un hobby que no es apreciado
por todo el mundo. ¿Qué diría la policía si se entera de que soy responsable
por tantos delitos? Es mejor que se quede en secreto. Por mirón, le saqué los 2
ojos con una cuchara. Por metido, lo metí en una caja y lo dejé encerrado
desangrarse por las órbitas hasta morirse. Era demasiado excitante escuchar
cómo se quejaba y lloraba.
Ramón tenía que salir del camino.
Si seguía ahí, en el medio, rápidamente iba a ser un factor determinante en mi
descubrimiento. Ángela, Ángela, Ángela.
Su estupidez me vino en un muy buen momento. Ella es un chivo expiatorio
perfecto. Irá a la cárcel, pagará 30 años, y seguiré con mi vida y mi trabajo.
¿Anderson? Anderson no fue obra
mía. Aunque me hubiera encantado, el autor del delito tiene un estilo
envidiable. Mira que arrancarle el corazón, y enviárselo a Libán por correo, es
algo de mentes geniales. “Libán, mi corazón es tuyo”. Una consigna excelente
para coronar esta obra de arte que las mentes
atrasadas a las nuestras llaman crimen. Jamás se me hubiera ocurrido algo así,
aunque me da ideas para el futuro. ¿Qué cuando dejaré de matar? Solamente
dejaré de matar, el día que yo muera. Este es el oficio que amo, y lo que mejor
sé hacer. Llevo el crimen en la sangre, tal como el estigma de la incomprensión
por parte de la sociedad.
En cuanto a Mario, tenía que
morir. Me dio la gana de que muriera. Nunca me cayó bien, era muy inteligente,
programaba criminal. Admito que era mejor que el difunto Azócar del que tanto
me habla Jerly en clases. Pero si él podía, ¿Por qué yo todavía no sabía
programar? Dicen por ahí que si alguien es una amenaza para ti, debes
erradicarlo lo más pronto posible. Un principio maquiavélico que yo acepto como
mío. Por cerebrito, bueno, creo que está claro qué órgano le saqué.
Gracias, mesero. Ahora quisiera
que me trajera un Martini. Quiero hacer un brindis por el infierno, ahora lleno
de almas. Están en deuda conmigo, he agregado muchas más personas a la lista
del Hades, y sigo envuelto en las sombras de la impunidad. ¡Analy, señora del
Comedor, Polla, Luis, Eduardo, Mario, Ramón, este trago es por ustedes!
Y nadie sabe, ni sabrá, que en realidad todo
el tiempo fui yo. Bueno, en realidad, me descubrieron Scarleth y Elsy. Pero
Elsy está fuera de combate. No se ha sabido de ella en semanas. El miedo se la
debe estar comiendo en estos instantes. Y no la culpo, su familia estaba en mis
manos. No hablará, puede vivir, pero quiera Dios que no me la vuelva a
encontrar, porque quizás tendrá el honor de reunirse con los otros. Por su
lado, Scarleth tampoco se encuentra demasiado dispuesta a contar lo que sabe.
Cortarle el clítoris fue como quitarle la mitad de su vida. Hasta para mí eso
fue cruel, pero no me puedo dejar descubrir por nadie. Ella sabe que le quitaré
la otra mitad de su vida que le queda si llega a confesar lo que sabe.
El miedo es un arma muy poderosa.
Puede comprar voluntades, gobiernos, fortunas, amor, pasión, y todo lo que he
conocido en esta vida. Mi coartada es perfecta, no tengo que temer. Soy genial,
soy invencible, soy…
¿Cuál será la identidad del (o de la) asesin@?
¿Cómo llegó Elsy a descubrir al(a) asesin@?
¿No estaremos agradecidos con el (o la) asesin@ por haber matado a la Polla?
Últimamente, la historia ha asumido una atmósfera oscura y asfixiante, por favor, entiendan que esto es normal cuando las historias maduran. ¡Pero el Capítulo XI será el regreso a las escenas graciosas!
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