I. Fotogramas
II. Naturaleza Muerta
III. Canto de Sirenas
IV. La Rosa Deshojada
V. ¿Más Allá? ¡No, Aquí y Ahora!
VI. Hermosa, Pero Con Espinas
VII. Sacrilegio
VIII. Pasado, Presente y... ¿Futuro?
IX. Solo Vienes, ¡Solo te vas!
X. Un Martini para el Infierno
Una vez más, los estudiantes de Trayecto III logran agotar la paciencia de Elsy. Pero el destino quiere que hoy se caigan las máscaras. Jerly enfrenta su destino por sus faltas académicas.
-Muchachos, esfuércense por
favor: ¿Para qué es esta línea de código?
Casi se escuchaba el grillito de
las películas cuando Elsy repetía una y otra vez esta pregunta a los compañeros
de Jerly. Era la tercera vez que lograba dejar en silencio a todo un salón de
clases en la misma lección. Frustrada, salió del salón hasta el cafetín a
tomarse un café.
¿Qué tanto era exigir un poco de
perfección en sus estudiantes? Cavilaba en sus pensamientos mientras veía el
humo brotar de su taza de café. En la negra superficie de la bebida, las dudas de
Elsy se perdían mientras trataba de recordar lo que la motivaba a seguir
dándole clases a esa cuerda de brutos de la Universidad. El amor a la profesión
es una gran fuente de energías, que todos los días le proporciona a Elsy el
valor y determinación que necesita para luchar por formar a los nuevos
profesionales que trazarán el futuro del país y… ¿A quién engañamos? No hay más
trabajo en La Victoria y no puede viajar a Maracay, así que por eso es que
aguanta tanta tapadez.
Y hablando de tapadez… ¿No iba a
haber ese día una inspección evaluativa de docentes? El café se lo tomó de un
solo zampazo, para disponerse a correr hasta el laboratorio. Para cortar
trecho, se fue por la malpodada grama del comedor. En una de esas, metió el pie
en un hueco de tierra y se embarró hasta el alma con la… caquita de los perros
de la Universidad. De paso se le ocurrió usar pantalones de vestir blancos ese
día. Cuando creía que las cosas no podían estar peor, de la nada el aire
empieza a oler a formol. Frenéticamente intentan agarrarla por la espalda, en
un ataque cobarde.
-¿Qué? ¿Quién…?
Elsy trata instintivamente de
voltear para ver a su agresor, pero no puede por el agarre que le tienen
puesto. Lucha y forcejea, pero la persona es mucho más fuerte que ella.
-Mentalidad de programadora,
Elsy, Mentalidad de programadora: si no es con los brazos, ¡es con los
codos!-murmura en su mente la profesora más sensata de la Universidad, mientras
le tira un solo codazo en la cara al secuestrador y le da el rostro. Una
apariencia extraña se le figura: usa un sombrero de ala ancha de color negro, a
juego con una gabardina que le cubre completamente. Usa unas botas Vikingo que
le quedarían grandes hasta a un payaso, y ni el color de sus manos se aprecia,
por los guantes de cabritilla que usa.
La persona está aturdida por el golpe, tratando de taparse el rostro y
huir. Los lentes tukkis que tapaban su rostro están rotos y en el suelo. Debe desaparecer de la escena urgentemente.
Sin embargo, al fin los perros de la Universidad hacen algo productivo. El
asesino se resbala con la misma travesura que pisoteó Elsy, pero cae de bruces
boca arriba. Es inútil esconderse más. No era posible, ni congruente, ni
siquiera lógico. ¿Cómo podía ser esa persona la mente criminal detrás de todos
los asesinatos de la Universidad? Y aún más importante, ¿Por qué a Elsy?
-¿Tú?
Todo esto pasó en una fracción de
segundo. Se había descuidado y lo sabía. Este error le saldría caro: Ya una
persona sabía quién era, y disimular no iba a servir de nada. La muerte tenía
que ser rápida y limpia. Para ello, es bueno cargar un arma de acción certera.
El asesino se saca una daga de la pantimedia (OK, ¿qué clase de asesino usa
pantimedias?) y trata de hundir la hoja en la humanidad de Elsy, que no será
presa fácil, pues ha aprendido a moverse muy bien en las clases de salsa casino
de Alfredo. Pero el espacio se cerca a medida que se aproximan al comedor,
además, no había nadie a esa hora, y ante ese experimentado asesino, era mejor
salir corriendo por un lado.
Los árboles parecían desplazarse
rápidamenta hacia atrás, mientras la perspectiva del frente se acercaba más en
sincronía a la carrera de Elsy y su perseguidor. Pero era la carrera de su
vida. No podía perder. Quizás por la desesperación del momento, a la bella
profesora no se le ocurrió ir hasta la caseta, o porque ni ella se aguanta al
viejo Máximo, que estaba de turno en ese momento. Hasta la muerte era
preferible a calarse un sermón de ese señor. Debía brincar por la cerca de la
Universidad. Como fruto de la adrenalina, lo logró, dio un salto de fotografía
que la dejó en la parte superior de una de las columnas del ya agrietado
cemento que aún tiene las letras IUT del antiguo Tecnológico, que no desaparece
ni de los letreros de las camioneticas de pasajeros. Logra bajarse justo antes
de recibir el filo del puñal del asesino, que choca contra la pared. El destino
de Elsy se quedará en veremos por ahora, porque el curso de esta historia se
desplaza a Palo Negro, donde Jerly estaba con su madre, en el lavadero de la
casa.
-¿Castigada?
-Sí, no me gustó que rasparas
proyecto, te estás descuidando mucho en los estudios, así que te voy a hacer
saber hoy lo que es la vida sin estudiar, empezaremos por ayudarme a exprimir y
guindar los blúmer en la cuerdita del patio.
-¿Cuándo, mamá, cuándo será el
momento en el que podré vivir libremente para amar, para sufrir, para gozar…?
-¡Ah, no, Jerly, déjalo hasta
sufrir, que yo no voy a aceptar que un día de estos me llegues con una barriga!
-Mamá, no me refería a eso. Estoy
cansada de esta situación…
-Mija, yo también estoy cansada,
pero no es mi culpa que los reales no nos alcancen para comprar la secadora que
sacaron en el HiperJumbo, así que prepare esas manitas que no las ha querido
usar ni para programar…
-¡Mami! Me estás evadiendo. Estoy
cansada de que me trates como si fuera una niña chiquita, ya soy toda una
mujer, y quiero saber: ¿Cuándo, cuándo llegará el día en el que tenga el
control sobre mi vida, sobre mi destino y sobre mi corazón?
-Hija-dice la mamá de Jerly,
sosteniéndola por el hombro y mirando fijamente hacia el horizonte a través de
la ventana de la casa- Cuando las pantaletas se sequen.
¿Hablará Elsy de la identidad del (a) asesin@?
¿Logrará tan siquiera escapar?
¿Serán las pantaletas de Jerly de hilo o bota ancha?
¡No puedes dejar de leer el capítulo que viene!
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