I. Fotogramas
II. Naturaleza Muerta
III. Canto de Sirenas
IV. La Rosa Deshojada
V. ¿Más Allá? ¡No, Aquí y Ahora!
VI. Hermosa, Pero Con Espinas
VII. Sacrilegio
VIII. Pasado, Presente y... ¿Futuro?
IX. Solo Vienes, ¡Solo te vas!
X. Un Martini para el Infierno
XI. Perfección
Jhosno, Dahize y Fabiana son ruleteadas por una profesora sin escrúpulos. Mario se despide del mundo.
Las tardes en la
Universidad no son precisamente un carnaval, y eso lo saben todos los pobres
estudiantes que tienen que viajar desde todas partes hasta la casa de estudios
más tracalera de todo el Estado. Cierta profesora de administración que
metieron a Informática ante la insuficiencia de docentes del área de
programación (claro, sale más barato ofrecer educación de mala calidad que
contratar a más especialistas en software), se encontraba brindándole asesoría
(o mejor dicho, un rancho de asesoría) a unas desconcertadas Fabiana, Dahize y
Jhosno, en su oficina del Departamento de Informática. La clase era de pilas,
colas y listas.
-Gueno muchacha,
eso e todo lo que e de pila, cola y lista. Ahora, si me disculpan, pueden
retirarse…
-Espere,
profesora, ¿No desea saber si tenemos dudas o curiosidad con respecto al
tema?-irrumpió Jhosno, con su impasible timbre característico a la profesora.
Nubia regurgitó gruesamente, antes de reponer la palabra:
-Mira, chica,
ustés son unas estudiante de educación superiol, ustés son las que tiene que
averiguar del tema…
- Profesora,
primero que nada, ya no se dice educación superior, sino universitaria.
Segundo, nosotras no entendimos muy bien lo que es la diferencia entre pila y
cola-justificóse Dahize, una preciosa chica que acompañaba a Jhosno y Fabiana,
con un tono de voz intensamente dulce como el de Jhosno, pero de esencias distintas.
El habla de Jhosno sería como el azúcar refinada, mientras que de las palabras
de la pelirroja se podría obtener fresca miel.
-Está bien. Les
explicaré la diferencia. Una pila es una, este… por favol espérense mis
amores-precisó la docente, mientras con discreción pasaba la mano por el asa de
la gaveta y leía un trozo de papel guardado convenientemente boca arriba y
dispuesto de tal manera que era lo primero que se veía al abrirla-ah, ¡Ya me
acoldé! Una pila es una estructura de datos LIFO, lo que quiere decil que lo
primero que sale es lo último que entra…
-Está como que
difícil, por favor, dénos un ejemplo-solicitó Fabiana, una rubia con mirada de
vitral, acicalando sus dorados mechones, como si estuviera tratando de hilar
una hebra de oro con esos preciosos cabellos.
-¡Hay que ver
que ustés son exigentes! Chica, pero ¿tú has visto? Gueno, una pila es como…
como… Esperen, por favol, que necesito una ayudaíta-aseveró la morena, mientras
ponía sobre la mesa su bolso, para buscar con mayor comodidad su carpeta de
apuntes. La carpeta era rosada y tenía un logotipo de Hello Kitty, con unos
ideogramas claramente mandarines, que junto al Made in China que como una
cicatriz marcaba el lomo de cartón, delataban que la profesora era asidua
compradora de Traki. La licenciada en Administración regó generosamente los
papeles contenidos por todo el escritorio, sin respetar los límites de área
asignados a cada profesor, llenando también los espacios de trabajo asignados a
César Characo y Luis Márquez de algoritmos robados de rincóndelvago.com y programas plagiados de C Con Clase.
-¡Aquí tá!
-Dígalo,
pues-exclamó con algo de emoción Fabiana, ya expectante por la analogía que la
iba a ayudar a comprender la información expuesta por la docente acerca de las
estructuras de datos, crucial para el examen parcial que, con la prontitud con
la que transcurre un fin de semana, enfrentarían el lunes.
-¿Dígalo? ¿Cómo
que dígalo? Yo ni le paré a la amá mía cuando me dijo que no me fuera con ese
viejo por la plata, menos te tengo que escuchar
a ti. Tú eres mi estudiante, no me puedes ordenar nada. Lo que estaba
buscando era los números de página de las guías pa dáselos a ustés. Se tienen
que leer los ejemplos de la página 96 a la 111. Para el lune no quiero excusas…
-Creo que es su
deber explicarle a los alumnos, profesora…-irrumpió una quinta voz en la
conversación. La profesional tenía un horrible rictus cuando iba a voltear para
seguramente malandrear a la descarada estudiante que se atrevía a decirle cómo
hacer su trabajo, pero como que la sangre de la cara se le fue a las nalgotas
que se gastaba, porque su tez ligeramente tostada palideció al encontrarse de
frente con Glendys Muñoz, la jefa del departamento.
-Oh, hola,
Glendy, pol supuesto que les boy a explical a las muchacha lo que son lista,
pila y cola… pero es que necesito pensal lo que voy a decir para no metel la
pata, sabe que los estudiante son lo primero para mí-aclaró una nerviosa
profesora de programación. Fabiana miró cómplice a las otras dos chicas,
mientras se acercaron, para que la blonda beldad le dijera a los oídos a ambas:
-Claro que los
estudiantes son lo primero, luego del macho, las cañas, el salón de belleza, el
beiby y el cirujano…-no pudieron aguantar una que otra risita las muchachas
entre ellas, lo que ocasionó que la profesora operada de los glúteos levantara
la cara para lanzar una mirada asesina a las tres, pero como la jefa del
departamento la veía fijamente, no se atrevió a hacer más nada. Estaba
nerviosa. No hallaba cómo explicarles lo de programación con sus palabras al
trío, ya fuese por lo avanzado de la competencia desarrollada, o porque
sencillamente esa tipa era una cabeza de chorlito. Y no era precisamente lo mejor para tu cargo
dentro de una universidad quedar en ridículo ante las estudiantes delante de tu
jefa. No hallaba cómo hacer para salir del paquete…
-María Bolívar y
ella-susurró Dahize en un, algo indiscreto, tono de voz. De paso, se había
hecho un desfavorecedor silencio total en el departamento, de esos que muy
frecuentemente se hacen en las oficinas cuando el flujo de visitas empieza a
cortarse. Nadie se rió.
-¡Ajá! ¡Me
faltates el respeto! No tengo ya pol qué explicalte nada, con pelmiso, Glendy,
una tiene su dignidá, ¡buena tarde!-bramó la profesora, que aprovechó un
supuesto ataque de ira para abandonar la escena. Glendys, impotente dado que
ante una falta de respeto del estudiante no se tiene obligación de nada, no
tuvo más remedio que despachar a las chicas, que se prepararon mentalmente para
una raspazón segura.
Es horrible no
sentir nada. Sabes que te están arrancando de raíz del mundo de los vivos, pero
ni siquiera arde tu piel ante la percepción del progresivo desprendimiento. El
mundo se quedó en blanco y negro para Mario, y luego solo en negro. El manto
negro de la muerte.
¿Por qué Mario?
¿Cómo saldrán de su evaluación las chicas?
¿Captaron quién era la profesora?
Más tensión en el Capítulo que viene: Misa Negra!
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