jueves, 15 de agosto de 2013

Cuando Las Pantaletas Se Sequen - Vestigio XIV: Demasiado Inteligente para Vivir

Capítulos Anteriores 
I. Fotogramas
II. Naturaleza Muerta
III. Canto de Sirenas
IV. La Rosa Deshojada
V. ¿Más Allá? ¡No, Aquí y Ahora!
VI. Hermosa, Pero Con Espinas
VII. Sacrilegio
VIII. Pasado, Presente y... ¿Futuro?
IX. Solo Vienes, ¡Solo te vas!
X. Un Martini para el Infierno
XI. Perfección

Jhosno, Dahize y Fabiana son ruleteadas por una profesora sin escrúpulos. Mario se despide del mundo.

Las tardes en la Universidad no son precisamente un carnaval, y eso lo saben todos los pobres estudiantes que tienen que viajar desde todas partes hasta la casa de estudios más tracalera de todo el Estado. Cierta profesora de administración que metieron a Informática ante la insuficiencia de docentes del área de programación (claro, sale más barato ofrecer educación de mala calidad que contratar a más especialistas en software), se encontraba brindándole asesoría (o mejor dicho, un rancho de asesoría) a unas desconcertadas Fabiana, Dahize y Jhosno, en su oficina del Departamento de Informática. La clase era de pilas, colas y listas.

-Gueno muchacha, eso e todo lo que e de pila, cola y lista. Ahora, si me disculpan, pueden retirarse…

-Espere, profesora, ¿No desea saber si tenemos dudas o curiosidad con respecto al tema?-irrumpió Jhosno, con su impasible timbre característico a la profesora. Nubia regurgitó gruesamente, antes de reponer la palabra:

-Mira, chica, ustés son unas estudiante de educación superiol, ustés son las que tiene que averiguar del tema…

- Profesora, primero que nada, ya no se dice educación superior, sino universitaria. Segundo, nosotras no entendimos muy bien lo que es la diferencia entre pila y cola-justificóse Dahize, una preciosa chica que acompañaba a Jhosno y Fabiana, con un tono de voz intensamente dulce como el de Jhosno, pero de esencias distintas. El habla de Jhosno sería como el azúcar refinada, mientras que de las palabras de la pelirroja se podría obtener fresca miel.

-Está bien. Les explicaré la diferencia. Una pila es una, este… por favol espérense mis amores-precisó la docente, mientras con discreción pasaba la mano por el asa de la gaveta y leía un trozo de papel guardado convenientemente boca arriba y dispuesto de tal manera que era lo primero que se veía al abrirla-ah, ¡Ya me acoldé! Una pila es una estructura de datos LIFO, lo que quiere decil que lo primero que sale es lo último que entra…

-Está como que difícil, por favor, dénos un ejemplo-solicitó Fabiana, una rubia con mirada de vitral, acicalando sus dorados mechones, como si estuviera tratando de hilar una hebra de oro con esos preciosos cabellos.

-¡Hay que ver que ustés son exigentes! Chica, pero ¿tú has visto? Gueno, una pila es como… como… Esperen, por favol, que necesito una ayudaíta-aseveró la morena, mientras ponía sobre la mesa su bolso, para buscar con mayor comodidad su carpeta de apuntes. La carpeta era rosada y tenía un logotipo de Hello Kitty, con unos ideogramas claramente mandarines, que junto al Made in China que como una cicatriz marcaba el lomo de cartón, delataban que la profesora era asidua compradora de Traki. La licenciada en Administración regó generosamente los papeles contenidos por todo el escritorio, sin respetar los límites de área asignados a cada profesor, llenando también los espacios de trabajo asignados a César Characo y Luis Márquez de algoritmos robados de rincóndelvago.com  y programas plagiados de C Con Clase.

-¡Aquí tá!

-Dígalo, pues-exclamó con algo de emoción Fabiana, ya expectante por la analogía que la iba a ayudar a comprender la información expuesta por la docente acerca de las estructuras de datos, crucial para el examen parcial que, con la prontitud con la que transcurre un fin de semana, enfrentarían el lunes.

-¿Dígalo? ¿Cómo que dígalo? Yo ni le paré a la amá mía cuando me dijo que no me fuera con ese viejo por la plata, menos te tengo que escuchar  a ti. Tú eres mi estudiante, no me puedes ordenar nada. Lo que estaba buscando era los números de página de las guías pa dáselos a ustés. Se tienen que leer los ejemplos de la página 96 a la 111. Para el lune no quiero excusas…

-Creo que es su deber explicarle a los alumnos, profesora…-irrumpió una quinta voz en la conversación. La profesional tenía un horrible rictus cuando iba a voltear para seguramente malandrear a la descarada estudiante que se atrevía a decirle cómo hacer su trabajo, pero como que la sangre de la cara se le fue a las nalgotas que se gastaba, porque su tez ligeramente tostada palideció al encontrarse de frente con Glendys Muñoz, la jefa del departamento.

-Oh, hola, Glendy, pol supuesto que les boy a explical a las muchacha lo que son lista, pila y cola… pero es que necesito pensal lo que voy a decir para no metel la pata, sabe que los estudiante son lo primero para mí-aclaró una nerviosa profesora de programación. Fabiana miró cómplice a las otras dos chicas, mientras se acercaron, para que la blonda beldad le dijera a los oídos a ambas:

-Claro que los estudiantes son lo primero, luego del macho, las cañas, el salón de belleza, el beiby y el cirujano…-no pudieron aguantar una que otra risita las muchachas entre ellas, lo que ocasionó que la profesora operada de los glúteos levantara la cara para lanzar una mirada asesina a las tres, pero como la jefa del departamento la veía fijamente, no se atrevió a hacer más nada. Estaba nerviosa. No hallaba cómo explicarles lo de programación con sus palabras al trío, ya fuese por lo avanzado de la competencia desarrollada, o porque sencillamente esa tipa era una cabeza de chorlito. Y  no era precisamente lo mejor para tu cargo dentro de una universidad quedar en ridículo ante las estudiantes delante de tu jefa. No hallaba cómo hacer para salir del paquete…

-María Bolívar y ella-susurró Dahize en un, algo indiscreto, tono de voz. De paso, se había hecho un desfavorecedor silencio total en el departamento, de esos que muy frecuentemente se hacen en las oficinas cuando el flujo de visitas empieza a cortarse. Nadie se rió.

-¡Ajá! ¡Me faltates el respeto! No tengo ya pol qué explicalte nada, con pelmiso, Glendy, una tiene su dignidá, ¡buena tarde!-bramó la profesora, que aprovechó un supuesto ataque de ira para abandonar la escena. Glendys, impotente dado que ante una falta de respeto del estudiante no se tiene obligación de nada, no tuvo más remedio que despachar a las chicas, que se prepararon mentalmente para una raspazón segura.


Es horrible no sentir nada. Sabes que te están arrancando de raíz del mundo de los vivos, pero ni siquiera arde tu piel ante la percepción del progresivo desprendimiento. El mundo se quedó en blanco y negro para Mario, y luego solo en negro. El manto negro de la muerte.

¿Por qué Mario?
¿Cómo saldrán de su evaluación las chicas?
¿Captaron quién era la profesora?

Más tensión en el Capítulo que viene: Misa Negra!

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