jueves, 15 de agosto de 2013

Cuando Las Pantaletas Se Sequen - Vestigio XVI: Misa Negra

Capítulos Anteriores 
I. Fotogramas
II. Naturaleza Muerta
III. Canto de Sirenas
IV. La Rosa Deshojada
V. ¿Más Allá? ¡No, Aquí y Ahora!
VI. Hermosa, Pero Con Espinas
VII. Sacrilegio
VIII. Pasado, Presente y... ¿Futuro?
IX. Solo Vienes, ¡Solo te vas!
X. Un Martini para el Infierno
XI. Perfección
XIV. Demasiado Inteligente para Vivir
XV. Dei Irae

Elsy e Ivana se cruzan. La zozobra es despertada en Elsy.

El hecho de haber reprobado la evaluación docente por inasistencia, y seguramente haber perdido su trabajo era la menor preocupación de Elsy. Ya anochecía, y estaba en medio de una vía no pavimentada, sin dinero, sin conocidos y con un hambre que no jugaba carritos. En eso, se aparece en su camino un viejo con barba, bigote y algo de pelos saliéndole de la nariz y las orejas. Tenía un ojo chueco, y su atuendo era una franela vieja que decía “Rumbo a los 10 millones” y lo que quedaba de un jean. “Ya me fregué” pensó Elsy, pero no resultó ser un sádico, gracias a Dios. El tipo la invitó a comer a su choza. Había en una lata de solintex al fuego, una pasta marrón. El indigente le ofrece:

-¿Quieres?

-No, gracias…

-¡Come!

-Bueno,bueno…-con algo de asco, Elsy probó el potaje. Sin embargo, no sabía tan mal.

-Sabe bien, ¿Qué es?

-Guano asado-Elsy escupió la comida en la cara del viejo, que la miró feo, y así se dio cuenta de que, por su monada, una vez más se quedó sin sitio donde dormir. Ese fue el inicio de su martirio.

¡Cuánto no daría la otrora mejor profesora de la UPTA porque el Chino estuviera por ahí, para que por un golpe de suerte, pudiera aspirar a que pasase por esa vía y la encontrase! Pero, ya resignada a su destino, acomodó un montecito que recortó y unas hojas de jojoto que le otorgaron allende un  puesto de cachapas aledaño a la carretera (trató primero de clamar para que le dieran una cachapa con queso de mano, pero como le concedieron nada más una con mantequilla, los miró con rabia y al tiempo que le donaban las envolturas de las mazorcas y se iba, le tiró una patada a una de las cañas con las que se sostenía el rústico techo de palma de la selvática instalación, sin pensar en que unos minutos más tarde se vendría abajo el negocio y tendría que lanzarse por la montaña para que no la encontraran y la lincharan por su travesura que dejó sin trabajo a 3 chicas y 2 chicos, además de haberle dejado un chichón de recuerdo a los 14 comensales que se encontraban degustando una deliciosa cachapa bajo la sombra en pleno mediodía), y se dispuso a dormitar en medio de la carretera.

Sin embargo, las coincidencias existen. O mejor dicho, los milagros, porque era un hecho extraordinario que invariablemente debía provenir de la mano de Dios mismo el que la camioneta Santa Fe de Ivana hubiese optado por desviarse del camino pavimentado y burlar las leyes (como cosa rara) para llegar más rápido a La Victoria, metiéndose por el monte, y cuando iba a pasar por la orilla, encuentran el cuerpo de cierta profesora en los brazos de Morfeo, y de un cornetazo la despierta. Elsy está a punto de sacarle la madre al inconsciente conductor, cuando ve a cierta negra despampanante al volante. Los ojos se le iluminaron como dos candiles cuando vio a esa su tabla de salvación.

-¡Ivanita!

-¡Quítate del medio!

Ivana iba a pisar con más fuerza el acelerador, de no ser porque se dio cuenta con la luz de que era la profesora Elsy. Es entonces que le ofrece montarse en la camioneta, por demás lujosa, cabe destacar. El silencio característico de los primeros minutos se hizo presente, sin embargo, cuando Elsy se repuso del susto totalmente, le preguntó a Ivana:

-¿Qué hacías tú por esta vía a esta hora?

-¡Hágame el favor y métase en sus propios asuntos!

Elsy decidió callar. Obviamente Ivana se encontraba nerviosa. Desplacémonos en el tiempo y el espacio a unas horas anteriores a este suceso. Imaginémonos el lúgubre escenario de la mansión Bolívar sumergida en la oscuridad de la noche. Ahora imaginémonos a un afectado Luis Felipe siendo atado a una viga del techo, suplicando por su vida:

-Por favor, perdóname…

Mientras, el obrero (u obrera) de la Parca continuaba trabajando, y asía con fuerza la correa al cuello del Chino. No tardó mucho en patear la silla, y dejar que el cinturón hiciera el resto. Quizás lo más escalofriante de la escena, era ver cómo se detuvo el artista responsable de esta macabra obra de arte, a contemplar la lucha de Luis Felipe, que como podía se aferraba al mundo de los vivos. Es irónico que un instrumento que sirve para sujetar, en vez de sostenerlo en la vida, fuera el responsable de su partida. Finalmente, exclamó un grito y su alma empezó a esforzarse por abandonar su cuerpo. El eco retumbó en la sala:

-¡Muéstrame tu cara!

Como si hubiera sido movido a la compasión, el espectro se quitó los lentes tukkis, y mostró su rostro, después de lo cual el fornido muchacho expiró. Eduardo, también adormecido de cuerpo más no de conciencia con la fuerte droga que les inyectó observó con horror el rostro del responsable de todas las muertes de la Universidad. Luego, ante sus ojos apareció una plancha hirviendo, con unos clavos en la chimenea. La voz distorsionada pronunció: “DE RODILLAS!” y Eduardo obedeció. Preguntó entonces:

-¿Por qué haces esto?

Todo lo que el cruel hombre o mujer respondió, fue con sacar una foto de un muchacho de piel oscura y rasgos toscos. Al verla, Eduardo gritó y se desmayó sobre la plancha, que terminó por quemarlo vivo. Un grito vino del fondo. Era Leonel. No se sabe cómo, los siguió. También lo lamentó. A la noche siguiente, Ivana solo encontró a Luis, o lo que quedó de él. la misa de la Muerte fue portada de todos los periódicos de circulación nacional.
Elsy no pudo evitar desde entonces una desconfianza furtiva a Ivana.


¿De quién sería la foto que le mostró el asesin@ a Eduardo?
¿Realmente la asesina habrá estado bajo nuestros ojos todo este tiempo?
¿Habrá vuelto a montar su puestico de cachapas esa gente?

¡Todo se resuelve en el capítulo que viene: Ya está terminando esta historia!

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